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Ésta es la etiqueta de pescado que no quieren que exijas

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etiqueta

Existe una normativa de etiquetado europeo en los productos pesqueros que brilla por su ausencia en la mayoría de las pescaderías. Y eso que fue aprobada hace ya dos años. Pero muchos no quieren que sepamos de dónde viene el pescado fresco, cómo fue capturado e incluso no les interesa que conozcamos la especie concreta. De nuestra confusión viene su negocio.

Según la normativa vigente, todos los puntos de venta de pescado y productos pesqueros deberían ofrecer diferente información a los consumidores como el origen del pescado, el método de captura o si ha sido previamente congelado o no.

“La aplicación efectiva de esta normativa lleva dos años de retraso en España, lo que dificulta a los consumidores hacer una compra responsable con los océanos”, ha declarado Celia Ojeda, responsable de océanos de Greenpeace. “La falta de un etiquetado correcto fomenta la pérdida de la trazabilidad en los productos pesqueros y además demuestra la poca implicación que tiene el Gobierno en implementar una política pesquera que propicie la sostenibilidad del sector y los océanos”.

Para paliar esta laguna, y teniendo en cuenta que el consumo de pescado se disparará en Navidad, la organización ecologista ha lanzado una campaña para demandar la correcta implementación del etiquetado europeo en los productos pesqueros.

En ella ha contado con la colaboración del grupo de teatro de Yllana, que ha elaborado un sketch en el que, con el humor que caracteriza a estos originales artistas, se muestra lo difícil que es encontrar un etiquetado correcto de pescado y donde se anima a la ciudadanía a exigir más información. Hay que preguntar más y dar menos las cosas por supuesto.

¡Cuidado con los engaños!

Para hacer más accesible la información a los usuarios, la organización ecologista ha elaborado una infografía de etiqueta en la que se presentan tres ejemplos de los más habituales sobre etiquetado incorrecto (o incluso fraude) en la información que se ofrece sobre el pescado.

El primero se centra en la merluza de pincho gallega. Donde se espera que el pescado haya sido capturado en las costas gallegas y que por tanto es cercano y más fresco. Sin embargo, la mayor parte de las veces estas merluzas han sido capturadas en lugares muy lejanos como las aguas frente a las costas de Escocia y han llegado hasta algún puerto gallego en barco o camión, lo que demuestra la importancia de indicar bien la zona de captura, que es muy diferente al puerto de desembarco.

Otro ejemplo analiza el bonito del norte, que a pesar de ser solo un nombre comercial, incita a que muchos usuarios piensen que siempre llega del mar Cantábrico y que ha sido pescado a caña, algo que no es necesariamente así. En las latas no hay obligación de identificar la zona de captura, aunque como señala Greenpeace, varias marcas de conservas de atún están dando pasos hacia una mayor transparencia e indican la zona de captura y el arte de pesca.

Gato por liebre. También se destaca que es frecuente que algunos pescados se etiqueten con el nombre de otras especies que tienen un mayor valor comercial, lo que constituye todo un fraude. Mucho cuidado.

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Samanta Villar pone contra las cuerdas al asesino aceite de palma

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No hay mal que por bien no venga.

  • Llevamos 20 años denunciando el disparate del consumo generalizado, global, terrorífico del aceite de palma, malo para la salud y una tragedia para el medio ambiente.
  • 20 años denunciando el peligro de alimentarnos a base de unas grasas saturadas que, como explica maravillosamente bien mi compañera bloguera Boticaria García, su consumo en exceso se asocia a la aparición de graves enfermedades y al aumento del colesterol malo o LDL.
  • 20 años denunciando la deforestación de cientos de miles de hectáreas de intocables selvas tropicales de Asia, África y América, la extinción de seguramente también cientos de especies de animales y plantas únicos en el planeta, el aniquilamiento de seres tan maravillosas (y evolutivamente cercanos) como los orangutanes, la contaminación con pesticidas, incendios gigantescos, apertura de carreteras, desecación de turberas.
  • 20 años denunciando la explotación infantil, los sueldos miserables, la violación de derechos humanos, las condiciones de trabajo tercermundistas a las que se ven sometidos los operarios más básicos de esta innoble agricultura industrial que, cual Godzilla destructor, se lleva por delante ecosistemas y culturas enteras.
  • 20 años denunciando las mentiras de una industria alimentaria, hostelera, farmacéutica, cosmética empeñada en mejorar sus magros beneficios empresariales a costa de colarnos sin avisar esa maldita grasa asesina; obligándonos a perder tiempo y vista en investigar cual policías de la Científica las etiquetas de todo lo que compramos tratando de elegir algo que no lleve aceite de palma o cualquiera de sus muchos derivados.

20 años predicando en el desierto y de repente un breve texto de 140 caracteres acaba de lograr lo inimaginable. Poner contra las cuerdas a la asesina grasa de palma en España.

Incluyo aquí el tuit salvador publicado por la periodista Samanta Villar el pasado 17 de febrero, en inteligente respuesta a un provocador tuit de la empresa de alimentación infantil Hero donde se cuestionaba su idoneidad como madre:

El tema se hizo viral en segundos. ¿Grasa de palma en la leche infantil y las papillas? ¿Qué les estamos dando de comer a nuestros hijos?

Pues sí amigos. Nos meten grasa de palma hasta en la sopa, especialmente en las sopas de sobre, toda la bollería industrial, los pasteles y helados, las pizzas, las fritangas de bares y restaurantes, las galletas, los tortellini, canelones y lasañas, salsas, nachos y burritos, latas de conserva, el concentrado de carne añadido a los mil y un platos de los comedores, las patatas fritas, palitos de pescado, rebozados varios, chocolates de todo tipo y condición incluidas las nocillas y nutellas, los caramelos, donuts, ferreros y hasta los cereales del desayuno. Pero también las velas perfumadas, la pasta de dientes, la crema de noche, el jabón de tocador, el champú, las pinturas, los detergentes o el betún de los zapatos. Y muchas de las medicinas, pomadas y cremas que compramos en la farmacia con receta médica cuál bálsamos de Fierabrás.

El monstruo de los mil nombres

Pues sí amigos. Todo es grasa de palma, ese producto omnipresente e invisible. La grasa más utilizada y barata del mundo, transmutada en infinidad de nombres para dificultar nuestras pesquisas como consumidores concienciados.

¿Te parezco un exagerado? Según la web Carro de combate, la grasa de palma utiliza toda esta larga serie de nombres de guerra para engañarnos con el etiquetado:

  • Aceite de palma
  • Aceite de palmiste
  • Grasa vegetal (palma)
  • Grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste
  • Sodium Palmitate
  • Estearina de palma (Palm stearin)
  • Palmoleina u Oleina de palma (Palmolein)
  • Manteca de palma
  • Elaeis guineensis (nombre científico de la palma aceitera)

¿Te sigo pareciendo un exagerado?

No hablemos de los efectos perniciosos para la salud, que para eso ya tenemos a expertos como Boticaria García o Juan Revenga. No voy a entrar en si es cancerígeno o una bomba de colesterol. Hablemos de medio ambiente.

Le pregunto directamente a Miguel Ángel Soto, responsable de bosques en Greenpeace España. ¿Tan nocivo es el cultivo de palma aceitera para el medio ambiente? “Sin duda”, ratifica. Y me pone el ejemplo de Indonesia, su principal productor mundial y por lo mismo el país con la mayor tasa de deforestación del planeta.

Además, remarca Soto, Indonesia está en el ránking de las naciones que más gases de efecto invernadero emiten. Pero también me advierte de que esta destrucción se ha globalizado.

“El problema se ha generalizado a todos los países tropicales de Asia, África y América del Sur, de tal manera que ya no podemos hablar de unas pocas empresas multinacionales en unas zonas concretas; es un grave problema global que va a más, pues cada vez consumimos más estas grasas en todo el planeta”.

Destrucción de selvas y estómagos

Me lo confirma vía WhatsApp mi querido amigo Juanjo Ramos, de Birding Canarias, quien lleva más de un mes recorriendo las islas de Java y Borneo.

Cambio de tercio y le pregunto a Jose, un amigo pastelero de Burgos, ecologista para más señas. ¿Por qué se usa tanto en pastelería la grasa de palma? “Es la mejor y la más barata”, justifica. “Con las masas y hojaldres consigues que aguanten crujientes aunque haga mucho calor.

La alternativa sería utilizar mantequilla o mantecas animales, pero la primera opción es muy cara y la segunda tiene muy mala fama”.

Decido amargarle la mañana mostrándole en el móvil la campaña de Greenpeace para tratar que Nestlé deje de usar grasas de palma en sus chocolates.

Me paso luego por el bar de Manolo [nombre figurado], famoso por sus dominicales tapas de rabas:

—¿Qué aceite usas en la freidora?

—”El de cocina”,— responde rápido.

—Ya, pero ¿qué aceite usas en concreto, girasol, soja?

No tiene ni idea. Me saca la lata, adornada con una etiqueta donde se ve a un sonriente cocinero. Leemos juntos la descripción del producto:

“Aceite de alto rendimiento para freir 100% vegetal. No produce humo, no mezcla sabores y crea fritos crujientes. Ingredientes: aceite y grasa de palma”.

Tenemos que reconocerlo. En esto de alimentación saludable hemos metido la pata hasta los corvejones. Abandonamos las mantecas de cerdo por ser grasas saturadas. Nos lanzamos al “grasas vegetales 100%” y ahí nos la colaron. Gracias al Reglamento Europeo 1169/2011 Sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, ahora hay que especificar qué tipo de grasas vegetales son esas, si aceite de oliva, girasol, maíz, colza, palma o mezclas varias, pero les da lo mismo. Seguimos consumiendo sin saberlo toneladas de indigestas grasas de sangre.

Un aceite insostenible

Por suerte estamos cambiando. La palma empieza a ser la bicha que nadie quiere. Las empresas de alimentación y hasta algunos restaurantes comienzan a sacar pecho anunciando su renuncia a estas grasas malvadas. Gobiernos como Indonesia están empezando a poner trabas a la destrucción de sus bosques y turberas. Y las certificaciones de sostenibilidad han dejado de ser un carnet tipo socio club de fútbol como el de la poco creíble RSPO (Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible), donde te apuntas, te dan el sello y sigues haciendo lo que más te gusta, destruir selvas.

El último ladrillazo en la cabeza se lo han llevado estas empresas donde más les duele, en el bolsillo. Porque hasta para destruir el planeta hace falta la financiación de los bancos. Algunos tan importantes como el BSCH han empezado a cerrarles el grifo, presionados por las críticas de sus clientes.

Así que, volviendo al principio de este post, gracias Samanta Villar por dar visibilidad al asesino grasiento de seres humanos y planeta. Y gracias por supuesto a Hero Alimentación por querer morir matando defendiendo lo indefendible. Nunca 140 caracteres consiguieron tanto.

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¿Quieres pagar menos en el recibo de la luz?

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Te habrá llegado la carta, como a todos. Muy amablemente, nuestras compañías eléctricas tratan de explicarnos ese galimatías del nuevo recibo de la luz con el que supuestamente pagaremos el precio exacto del mercado en cada momento en lugar del mismo durante meses. Incluso nos ofrecen una tarifa plana, como en los teléfonos móviles.

Mucho cuidado con esas ofertas, pues el ahorro no es lo que parece. Entre otras cosas, porque la mayor parte de la factura se la lleva “el mínimo”, lo que pagamos al mes usemos o no esa electricidad. Y ahí nos las han dado con queso y ricino. El año pasado, la parte fija de la factura eléctrica era el 35% del total y ahora supone casi el doble, el 60%. ¡A tomar por saco la crisis! Da igual apagar obsesivamente las luces del pasillo o poner bombillas de bajo consumo. El ahorro eléctrico está penalizado.bombilla-euro-thinkstock

¿Y si en vez de quejarnos y pagar, cambiamos las reglas? Es lo que Greenpeace, junto con otras 23 organizaciones ecologistas, de consumidores y profesionales, te proponen: bájate la potencia eléctrica contratada. Pagarás menos y será una manera elegante, la elegancia del bolsillo rascado, de mostrar tu descontento con la actual política energética.

Es muy probable que no necesites tanta potencia como ahora mismo tienes contratada. La mayoría ni sabemos cuál tenemos. Si nunca te han saltado los plomos en casa cuando enciendes a la vez varios electrodomésticos, tienes margen suficiente para bajarte la potencia al menos un tramo. Las compañías te cobrarán 11 euros por el cambio, pero con descender un solo peldaño te ahorras más de 50 euros al año. Merece la pena ¿No crees?

En la web de la plataforma “Bájate la potencia de la luz” tienes toda la información. Porque vamos a ahorrar energía y dinero aunque al monopolio eléctrico no le guste.

En este vídeo te lo explican con toda claridad. No dejes de verlo y difúndelo entre tus contactos.

Foto: pixabay.com

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Galletas y fritangas arrasan las selvas del Planeta

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Orangután

© International Animal Rescue

Lo reconozco. Lo mío es ya una obsesión. No compro ningún alimento sin comprobar antes que en su producción no se han usado aceites o grasas de palma. “Grasas y aceites de origen vegetal”, como subrepticiamente nos los tratan de colar casi siempre.

Borneo

Deforestación de Borneo (UNEP/GRID-Arendal Maps and Graphics Library).

¿La razón? El cultivo de esta palmera en el trópico está provocando el mayor desastre ambiental y social de nuestra salvaje historia. Un gigantesco ecocidio responsable de la destrucción de selvas inmensas como las de la isla de Borneo, donde en apenas 25 años se ha destruido una superficie tan grande como toda la península Ibérica.

¿Te lo puedes imaginar? Junglas impenetrables reventadas con maquinaria pesada, eliminando santuarios de especies únicas refugio de los últimos orangutanes con el único fin de plantar palmeras.

Ya está el ecologista exagerado“, dirá más de uno. Pues que mire, si es capaz, el vídeo que os dejo a continuación, grabado en Borneo hace un año.

Parece que ha pasado un tsunami, pero en realidad ha pasado la empresa aceitera. No les interesa ni la madera. Tan sólo quieren el suelo embarrado, al que enseguida anegarán de herbicidas y pesticidas.

Entre tan terrible devastación, los loables esfuerzos de la ONG International Animal Rescue por rescatar orangutanes rayan lo grotesco.

Toda esa destrucción es para producir aceite y grasas. Para hacer galletas baratas. Para alimentar nuestras fritangas con esos aceites “de cocina” utilizados en la mayoría de los restaurantes y comedores de España, en lugar del tradicional de oliva o girasol. Para poner en peligro nuestra salud, pues como sabes, el aceite de palma es saturado hasta en un 50%, lo que dispara nuestros niveles de colesterol y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Es verdad. Hay aceite de palma certificado, comprometido con un desarrollo sostenible de los lugares donde se produce. Pero mientras una parte proceda de tamaña destrucción, yo seguiré pensando lo mismo: El aceite de palma destruye las selvas y nuestras arterias.

Nestlé ha sido una de las multinacionales alimenticias que más han apostado por la utilización de grasas y aceites de palma. Como a la mayoría, le importaba un rábano su origen. Después de este terrible vídeo de Greenpeace claudicó y se ha comprometido a utilizar exclusivamente aceite de palma certificado sostenible en el año 2015. Algo es algo.

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Maten, contaminen y construyan en nuestros parques nacionales

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Cervus_elaphus

© Wikimedia Commons

¿Para qué sirven los Parques Nacionales? Según afirma el Ministerio de Medio Ambiente en su página oficial:

La finalidad de los parques nacionales es asegurar su conservación, y posibilitar su uso público y la mejora del conocimiento científico de sus valores naturales y culturales, así como fomentar una conciencia social conservacionista, el intercambio de conocimientos y experiencias en materia de desarrollo sostenible, la formación y cualificación de los profesionales que trabajan en ella y su incorporación y participación en redes y programas internacionales.

¡Qué bien suena la letra! ¡Pero cómo chirría la música!, la realidad de una política de aniquilación sistemática de nuestras joyas de la Corona ambiental. Transferidos a las Comunidades Autónomas, reducidos sus presupuestos al mínimo, reforzado tan sólo su interés turístico pero no la defensa del bien común y la protección de la naturaleza, finalmente acaban de entregarse a los grandes propietarios para que sigan utilizando sus fincas como cortijos de señoritos donde todo está permitido.

Para vergüenza de muchos y hazmerreír de todos, estos lugares únicos han quedado finalmente desprotegidos ante la caza después de que el grupo popular en el Senado votara en solitario una enmienda que mantiene esa y otras actividades injustificables en contra de la opinión de la sociedad civil, la comunidad científica e incluso 11 de los 15 directores de los parques nacionales. Unos espacios únicos con un siglo de historia conservacionista, visitados cada año por 10 millones de personas y que apenas ocupan un 0,7% del territorio español.

El PP modifica así, al dictado de la casta, una ley que databa de 2007 y que entonces contó con el apoyo de todos los grupos políticos.

Pero si entramos en el detalle aún hay más desvergüenza. Como en el caso del Parque Nacional de Cabañeros, donde además de favorecer ahora las grandes cacerías se ha autorizado una serie de tropelías que ayer mismo denunciaron ante la Fiscalía de Medio Ambiente las ONG Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF.

Las obras denunciadas son dos. Por un lado, la remodelación de una lujosa mansión y la construcción de una pista de acceso de 1,5 kilómetros en pleno corazón del Parque Nacional. Esta finca es propiedad de la familia del naviero Alejandro Aznar, marido de la polémica presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol. Ésa a la que no le gusta contratar mujeres en edad de procrear.

Por otro lado, la construcción en otra finca, Valleleor, de un vallado cinegético de más de 4,5 kilómetros y 2 metros de altura, de los cuales 1,1 kilómetros transcurren dentro del espacio protegido. En este caso el coto de caza es propiedad de la empresa Percacer, cuyo administrador solidario es el empresario Alberto Cortina. ¿Te suena el nombre? Se hizo tristemente famoso junto con su primo Alberto Alcocer como Los Albertos. Ambos fueron condenados tres años de prisión por estafa y falsedad en el escándalo de las Torres KIO de Madrid en 1988, pero que finalmente no la cumplieron por considerarse prescritos los hechos.

Y en Canarias, en una espacio marítimo único, en contra de los técnicos, los canarios y el sentido común, el gobierno envía a la Armada para defender los intereses económicos de una multinacional sin importar el peligro ambiental y económico, atacando a ecologistas y a todo aquel que les haga perder negocio como si los militares fueran matones a sueldo, sólo que esos sueldos y esa fragata la pagamos entre todos y el beneficio no pasará de la puerta giratoria.

Definitivamente, este país ha perdido el norte y la cordura.

El vídeo viral de SEO/BirdLIFE sobre Red Natura 2000 cada día es más realista.

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¿Dónde hay cultivos transgénicos en España?

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Greenpeace activists mark a maize field with  signs showing corn with a 'question mark' indicating that 1 in 200 maize crops can be genetically contaminated if the draft EU seed directive is passed. Numerous organisations among them Greenpeace demand that the new EU Seed Directive guarantees the purity of seeds sold and planted in Europe instead of tolerating any levels of contamination in them. Symbolbild Saatgut-Verunreinigung und Gen-Mais. Maiskolben mit Fragezeichen auf jeder zweihundersten Maispflanze symbolisieren einen Anteil von 0.5 Prozent gentechnisch verunreinigten Saatguts in Deutschland.

Greenpeace ha presentado el primer mapa de los transgénicos publicado en España donde se ofrece la situación de cada comunidad autónoma respecto a este tipo de cultivos modificados genéticamente.

La organización ecologista ha constatado con sorpresa que en la mayoría de los casos los datos reconocidos por los gobiernos autonómicos distan enormemente de los ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Así, el Ministerio asegura que en 2014 (últimos datos disponibles) en toda España se cultivaban unas 132.000 hectáreas, mientras que la información ofrecida por las comunidades autónomas demuestra que se habrían cultivado un máximo de 83.000, en más de 400 municipios. ¿Quién tiene la razón?

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La Comunidad que encabeza la lista es Aragón, con 32.000 hectáreas, seguida por Cataluña (22.000) y Extremadura (7.000). Todas cultivan el maíz MON810, el único transgénico permitido en la Unión Europea para fines comerciales, cuya autorización caducó en 2008 y que sigue en un largo proceso de reevaluación. Se trata de un maíz que ha sido modificado genéticamente para producir un insecticida, desde que germina hasta que se cosecha. Este insecticida, aunque se destine a acabar con un insecto que afecta al maíz llamado “taladro”, afecta también, según Greenpeace, a otros seres vivos, incluso especies beneficiosas que ayudan al agricultor a controlar las plagas. Además, su uso continuado puede generar resistencia en el propio taladro.

Cabe destacar que cinco comunidades han rechazado los cultivos transgénicos: País Vasco, Cantabria, Asturias, Islas Canarias y Castilla y León (el principal productor español de maíz). También cerca de 200 municipios de toda España se han declarado libres de transgénicos

Luís Ferreirim, responsable de la campaña de Agricultura de Greenpeace, asegura no comprender qué razones tendrá el Ministerio para no haber publicado en los últimos 17 años los datos reales de la superficie de transgénicos en España y tampoco por qué no ha elaborado antes un mapa como el que han hecho ellos.

“Este registro público de transgénicos es una demanda histórica de los agricultores ecológicos y de aquellos que no quieren ver sus tierras contaminadas por los transgénicos, así que el Ministerio debería mover ficha y escuchar sus demandas”, señala Ferreirim.

Greenpeace ha elaborado principalmente este mapa con la información ofrecida por las comunidades autónomas, ya que ellas aportan la información que consta en la Solicitud de Pago Único que los agricultores cumplimentan para recibir las subvenciones de la Política Agrícola Común, lo cual ofrece una fotografía muy real de la situación.

Cinco comunidades no han ofrecido información propia, a pesar de estar obligadas a ello, por lo que la organización ecologista ha utilizado los datos ministeriales. Es el caso de la Comunidad de Madrid y el de las Islas Baleares. Por su parte, Andalucía, la Comunidad Foral de Navarra o la Comunidad Valenciana no aportan la información suficiente.

La organización ecologista recuerda que los transgénicos no son necesarios y no presentan mejores rendimientos que las variedades convencionales, como demuestra el reciente informe del Gobierno de Aragón.

Para saber más: Mapa de cultivos transgénicos en España

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¿Sabes lo que se esconde detrás de una lata de atún?

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(GTRES)

(GTRES)

Yo esto del atún lo veo poco claro. Como consumidor, quiero decir. Sólo en España se enlatan al año más de 300.000 toneladas. Y la mayoría nos las comemos nosotros, amigos como pocos de ensaladas, empanadillas y otras variantes. Latas donde la información es escasa, nula o tan pequeña y confusa que es como si no existiera.

Atún claro, rojo, blanco o bonito del Norte (es lo mismo), melva, patudo, de aleta azul, tongol, listado, atún a secas. Este último es el que más compramos ¿verdad? Ni idea de las diferencias entre especies, muchas veces presentadas con su nombre científico para terminar de liarnos. ¡Ni que fuéramos alumnos de Darwin!

El lugar de pesca es otro misterio. Vale, todos vienen del mar, pero ¿de qué mar? O no te lo dicen o te lo explican tal que así: “Zona FAO n. 21, Atlántico Noroeste/Nor-Occidental”. Pues me quedo en las mismas y con complejo de suspenso en geografía, que el Atlántico es muy grande.

Pasemos a la tercera duda de todo consumidor concienciado: sistema de captura. Aquí ya hace falta tener un máster. Me cuentan en Greenpeace que el mejor método es el de caña o línea de anzuelos y, en su defecto, el cerco sin FADs. Esto último son objetos flotantes que crean un hábitat artificial atrayendo a distintas especies de peces, entre ellas atunes (juveniles y adultos), pero también tiburones y tortugas marinas. Al ser poco selectivo, mata de todo y lo que no sirve se tira al mar. Terrible. Y aún hay un método todavía peor, el arrastre pelágico por el fondo de los mares, uno de los sistemas de pesca más dañinos junto con esos otros que se llevan por delante delfines y albatros como si tal cosa.

Por no hablar del aceite vegetal, así sin especificar para no espantarnos. Desde el 13 de diciembre de 2014 el nuevo sistema de etiquetado obligatorio de los alimentos en toda la Unión Europea exige informarnos del tipo de aceite (no basta decir aceite vegetal, sino especificar si es de oliva, girasol, palma, maíz, colza,…), pero muchas marcas se lo pasan por el forro de la hojalata. Y ya sabes que, por ejemplo, el aceite de palma es peligroso para la salud y para el medio ambiente.

¿Qué hacer para comer atún en conserva sin remordimientos? Selección positiva. Comprar tan sólo latas donde toda esta información aparezca clara y visible. A ser posible con certificación MSC de pesca sostenible. Para que las otras marcas aprendan. Sólo así empezaremos a tenerlo todo más claro.

Greenpeace ha lanzado la segunda edición de su Guía de Atún 2015 en el que se evalúa la sostenibilidad de las 14 principales marcas del sector de la conserva de atún en España.

Tras el análisis realizado, la organización ecologista señala que muchas marcas y grandes superficies promueven en sus productos, en mayor medida que en 2013, un atún sostenible, pescado con caña y anzuelo y capturado con cerco en banco libre. Sin embargo, la transparencia y la información a los consumidores siguen siendo escasa o deficiente en la gran mayoría de las marcas evaluadas.

También ha iniciado una campaña de recogida de firmas para exigir a las empresas un atún sostenible y un etiquetado transparente y con información. Yo ya he firmado en este enlace. Firma también tú y difunde.

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Europa pone contra las cuerdas al herbicida más vendido en el mundo

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Greenpeace ha entregado ayer en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente más de 90.000 firmas recogidas en España para pedir al Gobierno que vote en contra de la propuesta europea de renovar la autorización del herbicida glifosato por otros 15 años. Países como Francia, Holanda, Italia y Suecia han manifestado su rechazo a esta propuesta de la Comisión Europea, que hoy mismo podría acordar la renovación.

Las más de 90.000 firmas recogidas en España son “un grito” de la ciudadanía en contra de que este herbicida “siga envenenando durante otros 15 años”, afirma en una nota de prensa Luis Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace España.

En marzo de 2015 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC por sus siglas en inglés) clasificó el glifosato como probablemente cancerígeno para los seres humanos. Esta clasificación, de la máxima autoridad sobre el cáncer, confirmó los temores respecto al popular herbicida y se fundamenta en una evidencia cada vez mayor de las repercusiones que este producto puede tener sobre nuestra salud.

Según Greenpeace, el informe ha provocado una reacción inmediata de los gigantes de los agroquímicos, en particular de Monsanto, que ven tambalearse su negocio químico. El herbicida Roundup de Monsanto, cuya sustancia activa es el glifosato, es el herbicida más vendido del mundo.glifosato

Pero no solo peligra la venta de glifosato sino también la de las semillas transgénicas que son tolerantes a este herbicida. Una prohibición del glifosato en la UE cerraría definitivamente la posibilidad de autorizar cultivos transgénicos tolerantes al glifosato en Europa.

Sin embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) concluyó en noviembre de 2015 que no existe evidencia científica de la relación del glifosato con el cáncer. En su contra, 96 científicos independientes criticaron el informe de la EFSA, y muy recientemente la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria, Medioambiental y Laboral también expresó sus preocupaciones sobre la seguridad del popular herbicida.

El principio de precaución contemplado en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea es tajante: “En caso de que una política o acción pudiera causar daños a las personas o al medio ambiente, y no existiera consenso científico al respecto, la política o acción en cuestión debería abandonarse “. Principio de precaución que aconseja prohibir el glifosato en la UE.

Herbicida hasta en la cerveza

Un reciente estudio ha detectado que las 14 marcas de cerveza más populares en Alemania contienen restos del herbicida glifosato, aunque en cantidades que no se consideran de riesgo. Procedería de la cebada importada para producir la cerveza de países como Francia, Dinamarca y el Reino Unido.

El estudio del Instituto Medioambiental de Múnich concluye que en las marcas analizadas -entre las que se encuentran Beck’s, Paulaner o Franziskaner- se han registrado valores de glifosato de entre 0,46 y 29,74 microgramos por litro. La cantidad más elevada es 300 veces superior al máximo de 0,1 microgramos establecido para el agua potable (no hay un límite para la cerveza), pero los expertos coinciden en señalar que harían falta cantidades ingentes de cerveza al día para alcanzar un nivel de riesgo.

La recogida de firmas para pedir la prohibición del glifosato sigue abierta en la página de web de Greenpeace para cualquier otra persona que quiera unirse a esta petición.

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En verano, elige, compra y disfruta pescado de temporada

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Pescado

Verano y chiringuito. Restaurantes de pescado fresco. Barbacoas en casa y cenas en las casas de los amigos. Todos enamorados de la dieta mediterránea, de los productos locales, pero muy pocos con ideas claras respecto a identificar peces frescos de la zona frente a los que han sido descongelados después de haber dado varias vueltas a la Tierra a lo largo de muchos meses e incluso años.

Para solucionar este problema, y que cuando vayamos a la pescadería o al restaurante no nos engañen, Greenpeace ha publicado una guía para identificar los pescados y mariscos de temporada más habituales. Práctica ayuda gratuita que evitará, por ejemplo, que en pleno mes de agosto nos den anchoa chilena como del Cantábrico, cuando aquí sólo se pescan de febrero a junio.

Con esta herramienta Greenpeace pretende que no nos den gato por liebre marina, pero al mismo tiempo contribuir a mejorar la situación de sobreexplotación en la que se encuentran los océanos.

Sardina. ©Greenpeace/Fernando Vicente

Sardina. © Greenpeace /Fernando Vicente

La guía cuenta con la sencilla aplicación web www.pescadodetemporada.org, accesible desde cualquier ordenador. Una página que permite saber mes a mes cuáles son las especies de temporada en las principales zonas pesqueras del país, y cómo debería haber sido capturado el pescado para disminuir el impacto en el medio. Perfectamente identificables gracias a ilustraciones realizadas por Fernando Vicente, uno de nuestros más afamados artistas gráficos.

Además, dispone de 12 sabrosas recetas, una por cada mes, en las que han participado renombrados chefs como Diego Guerrero, Sergi Arola o Joan Roca.

Pesquerías amenazadas

Actualmente, más del 40% de las poblaciones de peces del Atlántico y más del 90% de las del Mediterráneo están sobreexplotadas. Sin embargo, recuerda Greenpeace, sencillas medidas como apoyar la pesca sostenible a través de la implantación de un nuevo modelo de pesquerías, permitiría la recuperación de las poblaciones de peces y por tanto un futuro mejor para los océanos y para quienes viven de ellos. También es necesario que de una vez por todas tengan un etiquetado correcto, claro y visible.

Hay tres normas básicas para consumir pescado sin dañar los mares:

  • Elegir pescado de temporada.
  • Mejor el de más cerca.
  • Capturado con artes pesqueras sostenibles, que no provenga de artes tan destructivas como el arrastre, eligiendo especialmente el que cuenta con la etiqueta azul MSC.

Sólo de nosotros, como consumidores inteligentes, depende que podamos seguir comiendo pescado en el futuro.

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Doñana no es un almacén de gas

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Acción en Doñana contra el proyecto de Gas Natural Fenosa 29/11/2016, Doñana, Huelva, España Activistas de Greenpeace paralizan las obras de Gas Natural Fenosa en Doñana por sus daños a este Espacio Protegido Greenpeace ha comenzado a primera hora de la mañana una acción de protesta en las instalaciones de Gas Natural Fenosa en el entorno de Doñana. Más de una veintena de activistas de Greenpeace han paralizado las obras para extraer y almacenar gas en este espacio protegido, bajo los lemas Salvemos Doñana y Resistencia Doñana. Greenpeace ha montado un campamento de resistencia a la entrada de la instalación con activistas bloqueados y con una gran pancarta en la que se lee “Doñana no es un almacén de gas”. Además, escaladores de la organización han montado otro campamento en lo alto de una de las estructuras que tiene Gas Natural Fenosa en la zona del proyecto. ©Greenpeace/Mario Gómez ©Greenpeace Handout/Mario Gómez - No sales - No Archives - Editorial Use Only - Free use only for 14 days after release. Photo provided by GREENPEACE, distributed handout photo to be used only to illustrate news reporting or commentary on the facts or events depicted in this image.

©Greenpeace/Mario Gómez

Nunca pensé que fuera necesario explicar lo evidente: Doñana no es un almacén de gas.

Dices Doñana y automáticamente te vienen a la cabeza flamencos, linces, espátulas, alcornoques centenarios convertidos en ruidosas pajareras, elanios azules, águilas imperiales, yeguadas marismeñas, grullas y campos inmensos de dunas enterrando pinares, pero almacén, gas, energía, industria, zanjas, pozos no caben en esta definición de Doñana. Qué triste que tengamos que recordárselo a nuestros políticos y a nuestros conciudadanos ingenieros, gestores, empresarios. Señoras y señores: Doñana no es un almacén de gas.

Pero Doñana va a convertirse en un gigantesco almacén subterráneo de gas.

El proyecto de Gas Natural Fenosa ya ha sido autorizado por el Gobierno central en el Espacio Natural de Doñana. Una decisión que pone en riesgo la biodiversidad y el futuro de este lugar protegido. Es como si se quisiera hacer un almacén de hidrocarburos bajo la mezquita de Córdoba o la Giralda de Sevilla ¿También lo autorizarían?

Lo de que por ser bajo tierra no tendrá efectos secundarios no se lo cree nadie. Viene precedido por casos como el del almacén subterráneo Castor en Castellón que produjo más de 500 terremotos y una indemnización con dinero público a la empresa de casi 1.400 millones de euros.

Y supone la industrialización de un área protegida considerada patrimonio mundial. Además, denuncian todos los grupos ecologistas, supone seguir apostando por un modelo energético basado en combustibles fósiles que alimentan cual suicidas desesperados el insostenible cambio climático.

Esta semana concluyó el plazo dado por la Unesco a España para informar sobre las medidas que va a tomar para cumplir con sus recomendaciones para proteger Doñana. De no ser suficientes, el Parque Nacional de Doñana podría perder su figura de protección de Patrimonio de la Humanidad y ser incluida en la lista de Patrimonio Mundial en peligro en 2017.

Perder la medalla de la Unesco es lo de menos. Lo peor es perder esta joya de la corona de la naturaleza mundial para triste beneficio espurio de una empresa privada. Porque este almacén de gas servirá tan sólo para que Gas Natural Fenosa tenga reservas que le garanticen la venta de gas natural de forma regular a lo largo de todo el año, evitando tanto las fluctuaciones estacionales como geopolíticas ya que el gas a almacenar procede en su práctica totalidad de Argelia. Es decir, se cede el subsuelo de un espacio protegido con el más alto valor ecológico y patrimonial del mundo para garantizar los beneficios especulativos exclusivos de una empresa, poniendo en peligro a las personas de las muchas poblaciones cercanas (incluidas Huelva y Sevilla) y las riquezas naturales de Doñana.

Yo hace ya mucho tiempo que no entiendo nada.

Informe de Greenpeace “Extracción y almacenamiento de gas en Doñana. Diez razones para decir NO”. Descargar aquí.

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Ésta es la etiqueta de pescado que no quieren que exijas

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etiqueta

Existe una normativa de etiquetado europeo en los productos pesqueros que brilla por su ausencia en la mayoría de las pescaderías. Y eso que fue aprobada hace ya dos años. Pero muchos no quieren que sepamos de dónde viene el pescado fresco, cómo fue capturado e incluso no les interesa que conozcamos la especie concreta. De nuestra confusión viene su negocio.

Según la normativa vigente, todos los puntos de venta de pescado y productos pesqueros deberían ofrecer diferente información a los consumidores como el origen del pescado, el método de captura o si ha sido previamente congelado o no.

“La aplicación efectiva de esta normativa lleva dos años de retraso en España, lo que dificulta a los consumidores hacer una compra responsable con los océanos”, ha declarado Celia Ojeda, responsable de océanos de Greenpeace. “La falta de un etiquetado correcto fomenta la pérdida de la trazabilidad en los productos pesqueros y además demuestra la poca implicación que tiene el Gobierno en implementar una política pesquera que propicie la sostenibilidad del sector y los océanos”.

Para paliar esta laguna, y teniendo en cuenta que el consumo de pescado se disparará en Navidad, la organización ecologista ha lanzado una campaña para demandar la correcta implementación del etiquetado europeo en los productos pesqueros.

En ella ha contado con la colaboración del grupo de teatro de Yllana, que ha elaborado un sketch en el que, con el humor que caracteriza a estos originales artistas, se muestra lo difícil que es encontrar un etiquetado correcto de pescado y donde se anima a la ciudadanía a exigir más información. Hay que preguntar más y dar menos las cosas por supuesto.

¡Cuidado con los engaños!

Para hacer más accesible la información a los usuarios, la organización ecologista ha elaborado una infografía de etiqueta en la que se presentan tres ejemplos de los más habituales sobre etiquetado incorrecto (o incluso fraude) en la información que se ofrece sobre el pescado.

El primero se centra en la merluza de pincho gallega. Donde se espera que el pescado haya sido capturado en las costas gallegas y que por tanto es cercano y más fresco. Sin embargo, la mayor parte de las veces estas merluzas han sido capturadas en lugares muy lejanos como las aguas frente a las costas de Escocia y han llegado hasta algún puerto gallego en barco o camión, lo que demuestra la importancia de indicar bien la zona de captura, que es muy diferente al puerto de desembarco.

Otro ejemplo analiza el bonito del norte, que a pesar de ser solo un nombre comercial, incita a que muchos usuarios piensen que siempre llega del mar Cantábrico y que ha sido pescado a caña, algo que no es necesariamente así. En las latas no hay obligación de identificar la zona de captura, aunque como señala Greenpeace, varias marcas de conservas de atún están dando pasos hacia una mayor transparencia e indican la zona de captura y el arte de pesca.

Gato por liebre. También se destaca que es frecuente que algunos pescados se etiqueten con el nombre de otras especies que tienen un mayor valor comercial, lo que constituye todo un fraude. Mucho cuidado.

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Samanta Villar pone contra las cuerdas al asesino aceite de palma

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No hay mal que por bien no venga.

  • Llevamos 20 años denunciando el disparate del consumo generalizado, global, terrorífico del aceite de palma, malo para la salud y una tragedia para el medio ambiente.
  • 20 años denunciando el peligro de alimentarnos a base de unas grasas saturadas que, como explica maravillosamente bien mi compañera bloguera Boticaria García, su consumo en exceso se asocia a la aparición de graves enfermedades y al aumento del colesterol malo o LDL.
  • 20 años denunciando la deforestación de cientos de miles de hectáreas de intocables selvas tropicales de Asia, África y América, la extinción de seguramente también cientos de especies de animales y plantas únicos en el planeta, el aniquilamiento de seres tan maravillosas (y evolutivamente cercanos) como los orangutanes, la contaminación con pesticidas, incendios gigantescos, apertura de carreteras, desecación de turberas.
  • 20 años denunciando la explotación infantil, los sueldos miserables, la violación de derechos humanos, las condiciones de trabajo tercermundistas a las que se ven sometidos los operarios más básicos de esta innoble agricultura industrial que, cual Godzilla destructor, se lleva por delante ecosistemas y culturas enteras.
  • 20 años denunciando las mentiras de una industria alimentaria, hostelera, farmacéutica, cosmética empeñada en mejorar sus magros beneficios empresariales a costa de colarnos sin avisar esa maldita grasa asesina; obligándonos a perder tiempo y vista en investigar cual policías de la Científica las etiquetas de todo lo que compramos tratando de elegir algo que no lleve aceite de palma o cualquiera de sus muchos derivados.

20 años predicando en el desierto y de repente un breve texto de 140 caracteres acaba de lograr lo inimaginable. Poner contra las cuerdas a la asesina grasa de palma en España.

Incluyo aquí el tuit salvador publicado por la periodista Samanta Villar el pasado 17 de febrero, en inteligente respuesta a un provocador tuit de la empresa de alimentación infantil Hero donde se cuestionaba su idoneidad como madre:

El tema se hizo viral en segundos. ¿Grasa de palma en la leche infantil y las papillas? ¿Qué les estamos dando de comer a nuestros hijos?

Pues sí amigos. Nos meten grasa de palma hasta en la sopa, especialmente en las sopas de sobre, toda la bollería industrial, los pasteles y helados, las pizzas, las fritangas de bares y restaurantes, las galletas, los tortellini, canelones y lasañas, salsas, nachos y burritos, latas de conserva, el concentrado de carne añadido a los mil y un platos de los comedores, las patatas fritas, palitos de pescado, rebozados varios, chocolates de todo tipo y condición incluidas las nocillas y nutellas, los caramelos, donuts, ferreros y hasta los cereales del desayuno. Pero también las velas perfumadas, la pasta de dientes, la crema de noche, el jabón de tocador, el champú, las pinturas, los detergentes o el betún de los zapatos. Y muchas de las medicinas, pomadas y cremas que compramos en la farmacia con receta médica cuál bálsamos de Fierabrás.

El monstruo de los mil nombres

Pues sí amigos. Todo es grasa de palma, ese producto omnipresente e invisible. La grasa más utilizada y barata del mundo, transmutada en infinidad de nombres para dificultar nuestras pesquisas como consumidores concienciados.

¿Te parezco un exagerado? Según la web Carro de combate, la grasa de palma utiliza toda esta larga serie de nombres de guerra para engañarnos con el etiquetado:

  • Aceite de palma
  • Aceite de palmiste
  • Grasa vegetal (palma)
  • Grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste
  • Sodium Palmitate
  • Estearina de palma (Palm stearin)
  • Palmoleina u Oleina de palma (Palmolein)
  • Manteca de palma
  • Elaeis guineensis (nombre científico de la palma aceitera)

¿Te sigo pareciendo un exagerado?

No hablemos de los efectos perniciosos para la salud, que para eso ya tenemos a expertos como Boticaria García o Juan Revenga. No voy a entrar en si es cancerígeno o una bomba de colesterol. Hablemos de medio ambiente.

Le pregunto directamente a Miguel Ángel Soto, responsable de bosques en Greenpeace España. ¿Tan nocivo es el cultivo de palma aceitera para el medio ambiente? “Sin duda”, ratifica. Y me pone el ejemplo de Indonesia, su principal productor mundial y por lo mismo el país con la mayor tasa de deforestación del planeta.

Además, remarca Soto, Indonesia está en el ránking de las naciones que más gases de efecto invernadero emiten. Pero también me advierte de que esta destrucción se ha globalizado.

“El problema se ha generalizado a todos los países tropicales de Asia, África y América del Sur, de tal manera que ya no podemos hablar de unas pocas empresas multinacionales en unas zonas concretas; es un grave problema global que va a más, pues cada vez consumimos más estas grasas en todo el planeta”.

Destrucción de selvas y estómagos

Me lo confirma vía WhatsApp mi querido amigo Juanjo Ramos, de Birding Canarias, quien lleva más de un mes recorriendo las islas de Java y Borneo.

Cambio de tercio y le pregunto a Jose, un amigo pastelero de Burgos, ecologista para más señas. ¿Por qué se usa tanto en pastelería la grasa de palma? “Es la mejor y la más barata”, justifica. “Con las masas y hojaldres consigues que aguanten crujientes aunque haga mucho calor.

La alternativa sería utilizar mantequilla o mantecas animales, pero la primera opción es muy cara y la segunda tiene muy mala fama”.

Decido amargarle la mañana mostrándole en el móvil la campaña de Greenpeace para tratar que Nestlé deje de usar grasas de palma en sus chocolates.

Me paso luego por el bar de Manolo [nombre figurado], famoso por sus dominicales tapas de rabas:

—¿Qué aceite usas en la freidora?

—”El de cocina”,— responde rápido.

—Ya, pero ¿qué aceite usas en concreto, girasol, soja?

No tiene ni idea. Me saca la lata, adornada con una etiqueta donde se ve a un sonriente cocinero. Leemos juntos la descripción del producto:

“Aceite de alto rendimiento para freir 100% vegetal. No produce humo, no mezcla sabores y crea fritos crujientes. Ingredientes: aceite y grasa de palma”.

Tenemos que reconocerlo. En esto de alimentación saludable hemos metido la pata hasta los corvejones. Abandonamos las mantecas de cerdo por ser grasas saturadas. Nos lanzamos al “grasas vegetales 100%” y ahí nos la colaron. Gracias al Reglamento Europeo 1169/2011 Sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, ahora hay que especificar qué tipo de grasas vegetales son esas, si aceite de oliva, girasol, maíz, colza, palma o mezclas varias, pero les da lo mismo. Seguimos consumiendo sin saberlo toneladas de indigestas grasas de sangre.

Un aceite insostenible

Por suerte estamos cambiando. La palma empieza a ser la bicha que nadie quiere. Las empresas de alimentación y hasta algunos restaurantes comienzan a sacar pecho anunciando su renuncia a estas grasas malvadas. Gobiernos como Indonesia están empezando a poner trabas a la destrucción de sus bosques y turberas. Y las certificaciones de sostenibilidad han dejado de ser un carnet tipo socio club de fútbol como el de la poco creíble RSPO (Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible), donde te apuntas, te dan el sello y sigues haciendo lo que más te gusta, destruir selvas.

El último ladrillazo en la cabeza se lo han llevado estas empresas donde más les duele, en el bolsillo. Porque hasta para destruir el planeta hace falta la financiación de los bancos. Algunos tan importantes como el BSCH han empezado a cerrarles el grifo, presionados por las críticas de sus clientes.

Así que, volviendo al principio de este post, gracias Samanta Villar por dar visibilidad al asesino grasiento de seres humanos y planeta. Y gracias por supuesto a Hero Alimentación por querer morir matando defendiendo lo indefendible. Nunca 140 caracteres consiguieron tanto.

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Uno de cada tres españoles se plantea el autoconsumo eléctrico con energías renovables

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El 38 por ciento de la población española se ha planteado el autoconsumo eléctrico con energías renovables, de los que el 13 por ciento lo ha pensado “seriamente” y el 25 por ciento sólo si una entidad “ética, renovable y ciudadana” se lo facilita, tal y como desvela el  informe Energía colaborativa: el poder de la ciudadanía de crear, compartir y gestionar renovables, presentado por Greenpeace.

Del estudio, en el que se han encuestado a 3.000 internautas de entre 25 y 65 años, también se desprende que no sólo hay potencial tecnológico para que la ciudadanía participe en la energía produciendo, consumiendo, intercambiando, almacenando, financiando las energías renovables o participando en sistemas de gestión de la demanda, sino que también emerge el deseo en una parte importante de la población de poner en práctica esas nuevas posibilidades asumiendo nuevos roles que se suman al de simple cliente de una empresa comercializadora. 

La democratización energética ya está ocurriendo en muchos países y el informe constata que la ciudadanía quiere que ese movimiento se contagie a España. Pide asimismo que la electricidad que está por venir sea ética, renovable y ciudadana.

En concreto Greenpeace ha recogido la opinión de los usuarios sobre los siguientes temas:

  1. Consumir electricidad ética, ecológica y en manos de las personas: El 30,9% de las personas entrevistadas quisiera ejercer su poder de compra y escoger un nuevo proveedor de electricidad que garantizara que produce y vende sólo electricidad 100% renovable, de propiedad distribuida en las manos de miles de ciudadanos. Piden que la entidad garantice plena transparencia y veracidad sobre el origen renovable de la electricidad, que su dinero sólo vaya a pagar instalaciones renovables y que el precio de la electricidad no sea superior al de los demás proveedores. Del mismo modo piden que en esta entidad no contraten a políticos y expolíticos, evitando así las “puertas giratorias. Además consideran positivo que ésta les facilite tanto el ahorro de electricidad como la posibilidad de participar en servicios de gestión de la demanda a cambio de cierta remuneración. También, el 73,3% de las personas que querrían contratar esta electricidad preferirían que esta entidad fuera rentable y eficiente pero sin ánimo de lucro y reinvirtiera sus beneficios en construir más instalaciones de generación renovable. Esta entidad no tendría por qué ser una comercializadora, sino incluso una plataforma P2P (Peer-to-Peer) de compra-venta de electricidad u otra opción.

  2. Co-propiedad de energías renovables: Ante la posibilidad de que el usuario de ese nuevo proveedor de electricidad pueda aportar una cantidad limitada de dinero para ser co-propietario de las instalaciones renovables, hay mayor predisposición a ser cliente co-propietario (54,4% de los potenciales clientes) que sólo cliente (38,2% de los potenciales clientes).

  3. Inversión ciudadana en energías renovables: El 12,1% de las personas consultadas adoptarían el rol de ciudadano inversor que participa con sus ahorros en plantas de generación de energía renovable directamente, sin ser parte de una entidad.

  4. Autoconsumo: El 13% de las personas encuestadas declaran haber considerado muy seriamente instalar el autoconsumo en sus hogares y empresas antes de la encuesta. Este dato expone el apoyo que ya existe en la sociedad de la ciudadanía al autoconsumo. Cuando se propone que haya una entidad ética, renovable y ciudadana que facilite el autoconsumo se suma otro 25,3% de la muestra.

  5. El elemento común entre las personas más predispuestas a participar en la transición energética es el hartazgo ante las eléctricas tradicionales, aunque aún se sitúan en una posición de “resignación” frente a éstas (“no nos gustan, pero las necesitamos”) y afirman que les haría falta una iniciativa que responda a sus valores para activarse.

  6. La orientación política de las personas encuestadas no afecta de manera exacerbada la respuesta ante los roles propuestos. Algo que demuestra que la conciencia energética no es partidista, al ser la energía de interés general.

Además, la población en su mayoría reconoce la energía como un bien de primera necesidad y reclama que se reconozca como algo a gestionar de forma eficaz en pro del bien común sobre lo que la ciudadanía tiene derecho a tomar decisiones estratégicas.

Los números muestran que serían suficientes los usuarios dispuestos a participar en la generación colaborativa de energías renovables o gestión de la demanda, si se pusieran las herramientas regulatorias necesarias, como para contrarrestar el poder de las compañías contaminantes. De ahí el rechazo de las eléctricas a la democratización de la energía”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace.

También es destacable que, sin embargo, las personas encuestadas no sabrían identificar posibles soluciones para realizar el deseo de asumir roles más activos. Por esta razón Greenpeace ha analizado algunos de los casos exitosos de plataformas de energía colaborativa y energía colaborativa procomún a escala mundial y las claves de su impacto positivo en compra venta directa de electricidad renovable (Greenpeace Energy, Vandebron, Piclo, gestión de la demanda distribuida (OhmConnect), redes de autoconsumo compartido virtual (SonnenCommunity, BrooklynMicrogrid).

La tecnología ya hace que la transformación del modelo energético hacia la democratización sea posible y viable, pero que ocurra depende de factores sociales y político/institucionales. La importancia del estudio de Greenpeace radica en aclarar que el cambio tecnológico es consistente con los cambios sociales que cada vez más demandan capacidad de acción local para tener impacto a escala global con nuevas formas de relacionarse e incluso de tomar control de su energía.

Es obligación de todos los gobiernos impulsar la transición energética en manos de las personas y priorizar así el interés general, la lucha contra el cambio climático y el abandono de las energías fósiles y nuclear. La electricidad deja de ser necesariamente controlada por grandes corporaciones y se abre la era de la democratización de la energía. Lo inaceptable es que se le pongan barreras”, ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de energías renovables de Greenpeace.

Para alcanzar el pleno potencial de participación de la ciudadanía en la transición energética, el Gobierno español y la Comisión Europea deberían reconocer el derecho ciudadano a ser parte de la transición energética y a participar de sus beneficios, asegura Greenpeace.

Para ello, según esta ONG, deberían crear un marco legal y administrativo para proteger el derecho ciudadano a participar en paridad de condiciones en el mundo de la electricidad para producir, consumir, almacenar, intercambiar y gestionar energías limpias de forma individual o colectiva.

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¿De quién son los plásticos que contaminan los océanos?

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Se estima que entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos cada año, contaminándolos irreversiblemente. La situación es tan grave que el 96% de las muestras de basura marina en la superficie del Mediterráneo son plásticos. En su mayoría productos de usar y tirar, incluyendo envases o packaging.

Con una producción de plástico que se espera que continúe aumentando, y con una gestión de residuos y reciclaje que es claramente insuficiente, Greenpeace propone que el problema sea abordado por las marcas y empresas que tan despreocupadamente están poniendo todo este plástico de un solo uso en circulación.

Para lograrlo apoyan el movimiento Break Free From Plastic que promueve auditorías de marcas. Se trata de realizar limpiezas de playas para identificar a los principales causantes de esta contaminación global. Este septiembre en Filipinas se llevó a cabo una limpieza de ocho días aplicando esta metodología y países como Croacia, España y Holanda han comenzado a desarrollarla. Los primeros resultados indican que plásticos de marcas conocidas como Nestlé, Unilever, Procter & Gamble, Colgate-Palmolive, PepsiCo y Coca-Cola estarían entre los más habituales de los restos recogidos en las playas.

Elvira Jiménez, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace, piensa que solo reduciendo la producción y uso de los plásticos podrá atajarse la contaminación.

“Esta nueva metodología basada en auditar las marcas encontradas en las limpiezas de playas, ya ha sido probada en varios países y apunta a que los peores contaminadores de plásticos son algunas de las compañías más grandes del mundo, por lo que son quienes tienen que asumir la responsabilidad. Producir y usar cantidades absurdas de plásticos de un solo uso día tras día es claramente devastador para nuestros océanos. La única solución es detener esta práctica desarrollando modelos alternativos de distribución de productos. Esta crisis no se solventa solo con el reciclaje. Tanto los gobiernos como las empresas tienen que comenzar a eliminar gradualmente los peores plásticos de un solo uso”.

Delphine Levi Alvares, coordinadora de Break Free From Plastic Europe, apuesta por el liderazgo europeo:

Hacemos un llamamiento a la Comisión de la UE y a los Estados miembros para que acepten un objetivo de reducción de la basura marina vinculante y tomen medidas legales para reducir significativamente el uso de plásticos de un solo uso y microplásticos en la próxima Estrategia de Plásticos. De hecho, la UE ha puesto la prevención y la reducción de los residuos como primeros objetivos en la gestión de residuos; la supervivencia de los océanos depende de que ese compromiso se transforme en acción”.

Desde el lanzamiento de Break Free From Plastic, en septiembre de 2016, más de 900 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo se han unido al movimiento para exigir una reducción masiva de plásticos de un solo uso y soluciones duraderas a la crisis de la contaminación por plásticos.

Además de Greenpeace, dentro del movimiento BFFP se pueden encontrar a Zero Waste Europe, Surfrider Foundation, Oceana, Story of Stuff, Global Alliance for Incinerator Alternatives (GAIA) y Seas at Risk, entre muchos otros.

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Mucho cuidado con comprar madera manchada de sangre

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Ten cuidado y comprueba el origen de lo que compras. O apuestas por sellos de sostenibilidad o te pueden dar gato por liebre y, lo que es mucho peor, productos manchados en sangre y dolor. Como la madera. Mira siempre que esté certificada por el FSC. Si te da igual de dónde viene y cómo se obtiene estarás fomentando las talas ilegales y todo lo que ellas suponen.

Greenpeace Brasil ha publicado el informe Madera manchada de sangre: violencia y robo de madera amazónica, donde denuncia que Alemania, Francia, Holanda, Dinamarca, Italia, Bélgica, Estados Unidos y Japón importaron madera tropical de un área de la selva amazónica en el municipio de Colniza, estado de Mato Grosso, donde el pasado 19 de abril de 2017 tuvo lugar una masacre en la que fueron asesinadas nueve personas. Un vídeo aportado por Greenpeace como prueba resulta estremecedor.

Según este informe, los asesinatos fueron motivados por la codicia de los madereros interesados en los recursos de la zona, que incluyen especies de alto valor comercial como ipê, jatobá o massaranduba, maderas ampliamente utilizadas en la fabricación de mobiliario, suelos y muebles de jardín. El acusado de ordenar estos asesinatos es, según Greenpeace, exportador de maderas y dispone de dos aserraderos, uno de ellos responsable del plan de manejo forestal localizado próximo al lugar de la masacre.

Durante 2017, entre el 15 de mayo y finales de septiembre, al menos once envíos de madera han llegado a los Estados Unidos y dos a Europa (Francia y Bélgica) con madera del aserradero Cedroarana. En 2016 y 2017, la empresa exportó más de 4.000 metros cúbicos de madera amazónica a Alemania, Francia, Holanda, Dinamarca, Italia, Bélgica, EE. UU. y Japón, según la investigación de Greenpeace.

Valdelir João de Souza, propietario de esos aserraderos, se encuentra huído de la justicia, pero su empresa Cedroarana sigue procesando madera a diario para venderla sin ningún problema en los mercados nacionales e internacionales. El día de la masacre, la empresa envió cargamentos de madera a los Estados Unidos y Europa. Y estas importaciones se producen aunque ya se habían dado a los importadores signos claros de la ilegalidad de esa madera. Desde 2007, la compañía acumula multas impagadas por valor de 565.900 reales (aproximadamente 150.000 €) por almacenar y comercializar madera ilegal.

“La impunidad que reina en este tipo de crímenes y la falta de seriedad del Gobierno de Brasil en la lucha contra la tala ilegal crean un ambiente propicio para el desorden y el caos en la región”, ha declarado Rómulo Batista, portavoz de Greenpeace en el Amazonas. “En este contexto y con estos escenarios de violencia, es imposible confiar en el origen de la madera brasileña, porque la cadena está totalmente contaminada”.

El informe de Greenpeace muestra cómo el fraude masivo en el sistema de autorización forestal brasileño (que autoriza la extracción de madera de áreas reguladas mediante planes de manejo forestal) y el monitoreo (que asegura la identificación de empresas que compran y venden madera desde el bosque hasta el consumidor) alimenta la violencia en las áreas rurales de la Amazonía. La mayoría de la madera ilegal proviene de áreas donde no está permitida la tala de madera, como áreas protegidas, territorios indígenas y tierras públicas, y esto es precisamente lo que genera la violencia relacionada con la explotación forestal en las zonas rurales. 

Muy peligroso ser ecologista

Brasil es actualmente el lugar más peligroso del mundo para los defensores del medio ambiente, según la ONG internacional Global Witness. Hasta finales de septiembre de 2017, 61 personas habían sido asesinadas en Brasil en el medio rural, el mismo número que en todo 2016. El 79% de estos asesinatos ocurrió en la Amazonia legal, según una encuesta de la Comisión Pastoral de la Tierra (Comissão Pastoral da Terra – CPT), ONG brasileña de defensa de los derechos humanos.

El informe de Greenpeace enumera una serie de demandas al Gobierno brasileño y los estados amazónicos productores de madera (Pará, Rondônia y Mato Grosso) para que Brasil mejore la gobernanza y sistema de aplicación. Con ello se pretende garantizar que la madera amazónica sea extraída solo de acuerdo con las leyes vigentes y con pleno respeto de los derechos legales de los pueblos tradicionales en relación con el uso y la posesión de los bosques. Además, exige que las autoridades competentes de los países importadores investiguen las empresas denunciadas y tomen las medidas adecuadas. 

El informe Madera manchada de sangre: violencia y robo de madera amazónica forma parte de una serie de informes de Greenpeace, Amazonia, una crisis silenciosa, que desde 2014 ha investigado y denunciado el fraude en los sistemas brasileños de autorización forestal y control de madera en Brasil. “Desafortunadamente, la situación sigue igual. No tenemos sistemas integrados de autorización y control de la cadena productiva de madera ni planes de manejo con indicaciones de irregularidades aún activas”, añade Batista.

“Mientras la depredación de los recursos naturales sigue produciendo muertes y madera barata para el mercado internacional, en España la inacción del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) sigue demorando la aplicación del Real Decreto 1088/2015, que debería asegurar la legalidad de la comercialización de madera y productos derivados. A los años de retraso en la aplicación del Reglamento EUTR (European Timber Regulation), se suma la maraña burocrática creada y la absoluta falta de transparencia por parte del MAPAMA sobre los controles realizados, los expedientes abiertos, las multas impuestas o la madera incautada por el incumplimiento de esta legislación”, denuncia Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace en España.

En su opinión, la venta de madera manchada de sangre supone implícitamente que “las personas que están en primera línea del frente de la protección de los bosques continuarán sufriendo las consecuencias directas de la violencia”.

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Última oportunidad para las abejas y su mundo

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Foto: Greenpeace

Las abejas y la mayor parte de los insectos se están extinguiendo en el mundo. La culpa es exclusivamente nuestra. Hemos modificado el paisaje, cuadriculado, contaminado, empobrecido. Y por si todo esto fuera poco, insecticidas de última generación, los neonicotinoides, están provocando una debacle dada una extraordinaria toxicidad no calculada.

La próxima semana puede ser el principio de una rectificación necesaria. La propuesta de la Comisión Europea para ampliar la prohibición de tres neonicotinoides peligrosos para las abejas se discutirá -y se podría someter a votación- los próximos 12 y 13 de diciembre en Bruselas.

80 organizaciones europeas se han unido para exigir a la Unión Europea que prohíba total y urgentemente tres insecticidas neonicotinoides altamente tóxicos para las abejas: imidacloprid, clotianidina y tiametoxam.

La recién constituida Coalición para Salvar a las Abejas, está formada por asociaciones de apicultura, organizaciones ecologistas, agrícolas y científicas de la mayor parte de la Unión Europea. ¿Les harán caso?

En diciembre de 2013 la Comisión Europea restringió el uso de estos insecticidas. Según explica Greenpeace a través de un comunicado de prensa, cuatro años después de la prohibición parcial de estas sustancias, nuevos descubrimientos científicos confirman que estas restricciones no son suficientes.

Los próximos 12 y 13 de diciembre, se discutirá en Bruselas una propuesta de la Comisión Europea para ampliar la prohibición a todos los cultivos al aire libre y puede que se pida a los Estados miembros que la voten. Reino Unido, Irlanda y Francia han señalado recientemente que respaldan una prohibición más estricta, pero el resto de Estados miembros aún no han hecho públicas sus posturas.

La propuesta de la Comisión surge de las conclusiones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), que aseguró que el uso de neonicotinoides supone un riesgo para las abejas en todos los cultivos al aire libre, no solo en aquellos que son atractivos para estos insectos. Varios estudios recientes también han mostrado que, en ocasiones, el agua y las flores silvestres contienen neonicotinoides, lo que puede suponer una amenaza para varias especies y para el medio ambiente en general.

“La ciencia es clara y contundente: los insecticidas neonicotinoides son una gran amenaza para las abejas y otras especies”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace España. “El Gobierno español no tiene ninguna razón para no apoyar una prohibición total de los neonicotinoides”, ha concluido Ferreirim.

Evidencias científicas

En noviembre de 2016, la EFSA confirmó que estos neonicotinoides son altamente tóxicos para las abejas, los abejorros y las abejas solitarias, aunque señaló que aún existen lagunas en los datos que impiden una evaluación de riesgos adecuada, en particular para las abejas silvestres. La EFSA además advirtió de que las abejas podrían estar expuestas a los neonicotinoides no solo en los cultivos, ya que estos insecticidas se diseminan rápidamente en el medio ambiente, sino también contaminando las flores silvestres.

Además, la ciencia independiente demostró que la toxicidad de los neonicotinoides va mucho más allá de las abejas melíferas: abejorros, abejas silvestres, otros insectos e incluso otras especies se ven igualmente amenazadas.

Recientemente, se demostró que en un periodo de 27 años se ha dado una disminución drástica del 75% de la biomasa de insectos en las áreas naturales de Alemania. Los autores, aunque no han llegado a una conclusión clara sobre este descenso, lo relacionan con las prácticas de la agricultura industrial, incluidos los usos de plaguicidas. Por otro lado, una actualización reciente de la Evaluación Mundial Integrada sobre el Impacto de los Plaguicidas Sistémicos sobre la Biodiversidad y los Ecosistemas evaluó 500 estudios científicos publicados desde 2014 y confirmó el alto riesgo que estas sustancias plantean, no solo para los insectos, sino también para los vertebrados y la vida silvestre en general.

La Coalición pedirá a todos los estados miembros de la UE que voten a favor de una prohibición total de los neonicotinoidesincluido su uso en invernaderos, ya que la evidencia muestra que los invernaderos no son sistemas cerrados y no impiden fugas y la contaminación ambiental.

La Coalición también exigirá que todos los demás plaguicidas químicos se evalúen adecuadamente para determinar su impacto en las abejas, de modo que todos aquellos que sean dañinos se prohíban en la UE. Por lo tanto, los Estados miembros deben aprobar sin demora el documento guía de la EFSA sobre la evaluación de los riesgos para las abejas de 2013.

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El aceite de palma sigue destrozando las selvas y tu salud

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Sumatra, Indonesia. Destrucción de bosque por plantaciones de aceite de palma. © Greenpeace Handout.

Los bosques de Indonesia siguen amenazados por la industria del aceite de palma, según una nueva investigación de ecologista. De acuerdo con un informe de Greenpeace International, “los proveedores de las marcas de consumo más importantes del planeta no pueden garantizar todavía que el aceite de palma que contienen sus productos no procede de la destrucción de las selvas tropicales”.

Frente a las bondades difundidas por la Mesa Redonda Para el Aceite de Palma Sostenible (también conocido por las siglas RSPO), el informe de la ONG ecologista concluye que ninguna de las multinacionales ha podido demostrar hasta el momento que su cadena de suministro de aceite de palma no está vinculada con la deforestación.

Deforestación de las selvas tropicales

La industria del aceite de palma es una de las principales causas de la deforestación en Indonesia. Tres años después de que los principales comerciantes mundiales de aceite de palma adoptaran políticas de ‘no deforestación’, Greenpeace Internacional ha examinado a 11 grandes empresas para evaluar sus progresos y logros. Estas corporaciones no solo no pudieron demostrar que sus proveedores no estaban destruyendo las selvas tropicales, sino que la mayoría ni siquiera pudo señalar en qué momento su cadena de suministro estará libre de deforestación.

La industria del aceite de palma está todavía implicada en la deforestación y nuestro informe muestra que las grandes empresas no tienen un plan para solucionarlo. En lugar de tomarse en serio sus compromisos, la mayoría de las corporaciones tiene una política de ‘no preguntar, no decir’, pretendiendo que todo está bajo control, mientras los bosques de Indonesia se esfuman”, señala Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace.

La mayoría de las marcas, incluidas las 400 empresas que forman parte de la red global de industrias del Consumer Goods Forum, se han comprometido a limpiar su cadena de suministro de aceite de palma para 2020. Sin embargo, solo dos de los comerciantes que Greenpeace Internacional evaluó tenían previsto cumplir ese plazo. La gran mayoría de las empresas no había fijado una fecha límite, abandonando así a aquellos clientes que quieren evitar productos que contengan aceite de palma procedente de la deforestación.

“Esta es una llamada de atención para marcas como PepsiCoUnileverProcter & Gamble y Mondelez, que prometieron a sus clientes que iban a eliminar sus vínculos con la destrucción de los bosques. Las marcas de consumo no pueden confiar en estas empresas. En cambio, las marcas necesitan intensificar su presión para conseguir que los productores dejen a un lado este tipo de prácticas”, asegura Miguel Ángel Soto.

La situación es crítica para los bosques de Indonesia. Desde 1990, el país ha perdido 31 millones de hectáreas de bosque, una superficie casi del tamaño de Alemania. La deforestación es también una gran amenaza para animales en peligro de extinción, como los orangutanes. Un estudio publicado este año sobre los orangutanes de Borneo y Sumatra mostró que la población ha disminuido significativamente a causa principalmente de la destrucción de su hábitat.

Greenpeace pide a los grandes comerciantes de aceite de palma y a los fabricantes que usan este producto que cumplan sus promesas y dejen de comprar a las empresas que aún siguen destruyendo la selva tropical para implantar plantaciones de palma aceitera.

Malo también para la salud

El aceite de palma es el más consumido en el mundo. Ha desplazado a las grasas hidrogenadas, que se han demostrado nocivas para la salud, pero tampoco es un aceite beneficioso debido a su alto contenido en grasas saturadas. Se ha demostrado que un consumo habitual de grasas saturadas aumentan el colesterol LDL en la sangre (colesterol malo), lo que duplica el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Por si fuera poco, a lo largo de su necesario proceso de moltura y refinamiento se producen peligrosos compuestos potencialmente carcinogénicos.

Un insano cóctel que nadie quiere pero que todo el mundo nos cuela en bollerías, fritangas y alimentos preparados, para desgracia nuestra y de los pobres orangutanes.

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Desnuda a la fruta y verdura de plásticos ridículos

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© Greenpeace / Alba García

Más de un millón de personas alrededor del mundo se han sumado en muy poco tiempo a la petición internacional que Greenpeace ha lanzado para pedir a las empresas y supermercados que eliminen los plásticos de un solo uso y apuesten por graneles o envases más sostenibles.

A esta iniciativa se ha unido una campaña masiva #DesnudaLaFruta para compartir fotos de envases de plástico ridículos en las redes sociales, etiquetando a los supermercados que los venden para llamar así la atención a las grandes empresas sobre el problema que han ayudado a crear y del que no se quieren responsabilizar.

© Stefan Leijon / Flickr

Hartos de tantos plásticos de un solo uso contaminando el planeta, el movimiento #BreakFreeFromPlastic, formado por más de 1.100 organizaciones, está fomentando que los ciudadanos y ciudadanas del mundo contribuyan a Un Millón de Acciones Contra el Plástico: acciones que presionen a las corporaciones, fabricantes, distribuidores, restaurantes, supermercados y otras empresas a reducir su dependencia de los plásticos de un solo uso.

Los residuos de envases plásticos alcanzan una media de 30 kilos por persona al año, de los cuales un 70% acabarán abandonados, vertidos o incinerados. Según el PNUMA, los costes ambientales de los plásticos suponen anualmente en todo el mundo 15.000 millones de euros.

El plástico no evita el desperdicio

Por otro lado, Amigos de la Tierra ha publicado un nuevo informe, “Al Desnudo, los envases de plástico no solucionan el desperdicio alimentario“. Un estudio donde se demuestra que el uso de envases de plástico para garantizar la conservación de los alimentos no reduce el despilfarro alimentario. El informe señala que tanto los residuos de envases como los alimentarios han aumentado de forma alarmante en la última década. Y que lejos de solucionar ese despilfarro lo fomentan.

Los multi-packs, ponen como ejemplo los ecologistas, obligan a comprar una cantidad de producto que puede ser superior a la que realmente se necesita y, por tanto, inducir al despilfarro, además de generar una cantidad elevada de residuos de envases plásticos.

La industria se defiende (atacando)

Ante las crecientes críticas, las grandes productoras europeas de plásticos rechazan la culpa y responsabilizan de los problemas ambientales generados directamente a los consumidores. Su campaña #NoCulpesAlPlástico difunde un decálogo de verdades y buenas prácticas con el que se pretende informar de las ventajas que aportan los plásticos a la sociedad y explicar que su colaboración es imprescindible a la hora de hacer un buen uso de ellos.

Renunciar no es la solución, advierten los fabricantes. En su opinión, la clave está en el buen comportamiento de todos y en una correcta gestión de los residuos.

Partiendo de la base de que los plásticos nunca deberían acabar en el medio ambiente, se defiende su recirculación mediante el reciclado, y cuando esto no es posible, su incineración en lo que califican como “fuente de energía alternativa y renovable”.

Fuentes ecologistas han criticado esta actitud de “echar balones fuera“, culpabilizando a los consumidores del mal uso que se hace de los plásticos en lugar de aceptar su responsabilidad directa como productores.

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Bayer rechaza que sus insecticidas estén acabando con las abejas

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Escultura de gran tamaño dedicada a la abeja en el Bee Center de Bayer. Nótese el ácaro de la varroa en la espalda.

¿Se están extinguiendo las abejas? ¿Tiene la culpa de su preocupante desaparición la multinacional Bayer y sus insecticidas?

Buscando respuestas a estas preguntas me he ido directamente a Alemania, al gran centro de Bayer Crop Science dedicado a desarrollar esos productos químicos específicos para la agricultura que tanto se usan y tanto miedo nos dan. Tendré la oportunidad de viajar acompañado por dos de los científicos que más saben en Europa de estos insectos y de visitar en su compañía el Bee Care Center de Monheim, muy cerca de la ciudad de Düsseldorf.

Nos ha invitado la propia multinacional a un grupo de periodistas españoles apenas una semana después de que la Unión Europea haya prohibido el uso de dos de sus insecticidas tras relacionarlos directamente con la muerte masiva de abejas en el continente.

“Te van a comer el coco”, me advierten mis amigos ecologistas.

“Me van a dar información”, les respondo yo.

Demasiados problemas y pocos estudios

José Manuel Flores es un curioso apicultor. Tiene cientos de colmenas repartidas por media España pero su interés no es producir miel. Él es científico, uno de los pocos que han dedicado una prolífica carrera investigadora a estudiar a las abejas mediterráneas, en su caso desde el departamento de zoología de la Universidad de Córdoba.

Lo sabe todo sobre estos insectos que llevan más de 100 millones de años polinizando las flores de cuyos frutos se alimenta el planeta. Y tiene muy claro que las abejas no tienen un único problema, el impacto de los neonicotinoides, tres insecticidas que la Unión Europea acaba de prohibir por considerarlos “mata abejas”.

El principal problema de las abejas es que los tienen todos”, reconoce con la preocupación de quien sabe de lo que habla. “Y que apenas sabemos nada de ellos”, remacha. Un conocimiento escaso y deslocalizado, pues la mayoría de las investigaciones de referencia se han hecho sobre cultivos centroeuropeos, nada que ver con nuestras trashumantes abejas ibéricas de brezales, tomillares, retamares y castañares.

El profesor Flores explicando su estudio en el centro de abejas de Bayer.

“Son ecosistemas muy complejos para los que es necesario acometer estudios transversales e interdisciplinares donde se analicen todas las variables posibles”, ratifica María Dolores Hernando, investigadora del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). Una moderna visión holística, que es precisamente como se denomina el ambicioso proyecto científico en el que participa ella junto con Flores y donde están implicadas más de 10 universidades y centros públicos españoles de investigación.

Cada vez hay más abejas en España pero menos miel, aseguran estos investigadores. Los últimos tres años de sequía, altas temperaturas, enfermedades, contaminación, pesticidas y un sistema de subvenciones ganaderas que obliga a mantener un alto número de colmenas aunque sean poco productivas, tienen según ellos la culpa.

La doctora Hernando, investigadora del INIA.

Preocupación global

La pasión de María Dolores y Flores por las abejas ha sido durante años poco aplaudida. Apenas supone el 0,4 por ciento de la producción ganadera (pues la apicultura es una curiosa ganadería con animales escasamente domesticados, pero ganadería a fin de cuentas) y es una actividad complementaria, muchas veces poco más que un hobby.

Pero de la noche a la mañana todo el mundo está interesado en la apicultura y en esa miel cada día más consumida como alternativa al omnipresente azúcar. Sin duda tiene la culpa la potente campaña mediática promovida desde hace una década por asociaciones ecologistas como Greenpeace. Son ellos quienes han encendido todas las alarmas sobre los problemas de supervivencia de este insecto.

Nada más natural que la imagen de una abeja libando el néctar de una hermosa flor, por ejemplo la de un manzano o un naranjo. Y nada más alarmante que por nuestra culpa esa maravillosa relación pueda desaparecer. Con una preocupación añadida. Si las abejas, que apenas viven un año, están tan mal por hacerlo en nuestros degradados entornos campestres, ¿cómo estaremos nosotros que habitamos en esos mismos lugares durante casi cien años?

Nos preocupan las abejas

Nos recibe en Monheim am Rhein el doctor Christian Maus, director del Bee Care Center y una eminencia en la investigación apífera. Entre este centro alemán y otro que la multinacional tiene en Estados Unidos trabajan unos 25 especialistas. Tienen ahora mismo en marcha 30 proyectos de investigación por todo el mundo, entre ellos el español, aunque la mayoría están centrados en lograr un método efectivo (insecticida o trampa) que logre acabar con la varroa, un ácaro parásito invasor que está diezmando a las abejas (afecta a más de la mitad de las colmenas) y contra el que de momento no hay solución.

Empieza Maus su presentación con una triple afirmación que no oculta el interés de Bayer por estos insectos: “Las abejas son importantes para nuestros clientes, nuestra salud y nuestras semillas”. Una gran escultura de abeja, con el famoso ácaro de la varroa enganchado a su espalda, que preside la sala de conferencias, parece confirmar sus palabras.

María Teresa Almansa y Nina Exeler en su laboratorio de investigación sobre abejas y abejorros.

Biberones para las abejas

En el centro también tenemos la oportunidad de conocer a María Teresa Almansa, única investigadora colombiana del equipo, quien nos asegura el interés de la multinacional por la transparencia. “Queremos que la gente sepa todo lo que hacemos”.

Es ella quien nos acompaña a los laboratorios y, después de hacernos vestir con inmaculadas batas de color blanco, nos presenta a la doctora Nina Exeler, directora de la Unidad Experimental de Abejas en el Departamento de Ecotoxicología de la Bayer Crop Science. La joven doctora es experta en abejorros, otro grupo de grandes polinizadores de la naturaleza de los que tanto nos olvidamos pero que sufren igualmente los mismos problemas que las abejas. O incluso más, pues su biología es muy diferente.

Exeler nos muestra con orgullo las falsas colmenas de metacrilato donde experimenta en el laboratorio el efecto de diferentes sustancias químicas en abejas melíferas, pero también en abejas solitarias y abejorros. Sorprende ver con qué cuidado alimenta a las larvas una a una con una jeringuilla llena de sustancias azucaradas, a modo de biberones, o proporciona espacios que imitan los del campo para para que pongan en ellos sus huevos.

Falsos nidos de abejas solitarias para su estudio en el laboratorio.

Abejas contra ecologistas

Peter Trodtfeld tiene un curioso trabajo en el ultra tecnológico y muy vigilado centro alemán de Bayer Crop Science: es experto en abejas y apicultor. Como responsable de varias colmenas instaladas en los jardines del gran complejo de investigación alemán, su obligación, además de estudiarlas, consiste en cuidarlas.

Está tan familiarizado a ellas que nos las enseña como si fueran viejas amigas, en manga corta y sin la más mínima protección. Se ve que le conocen a él o que esas abejas de la Bayer huelen a un ecologista de lejos, pues lo cierto es que quien esto escribe se confió en exceso, acercándose imprudentemente a las colmenas. Un certero picotazo en la cabeza me sacó dolorosamente del error y a punto estuve por salir corriendo para escapar del enfadado enjambre. Curiosamente, la pomada con la que Peter trató de calmarme el hinchazón no era de Bayer.

¿Qué pasa con los neonicotinoides?

Nuestra visita a la Bayer tuvo ante todo la finalidad de conocer con detalle los resultados de la primera investigación que se ha hecho en España sobre el impacto en las abejas expuestas a girasoles nacidos de semillas tratadas con los neonicotinoides tiametoxam y clotianidina, los dos ahora prohibidos en Europa. Por eso nos acompañaban los doctores Flores y Hernando, promotores del estudio llevado a cabo por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y las Universidades de Córdoba y de Almería, y publicado recientemente en la revista científica Chemosphere.

Vale, al grano. ¿Qué han descubierto? Pues en resumen, no se han encontrado diferencias significativas entre colonias de abejas expuestas a girasoles tratados con neonicotinoides y aquellas no expuestas a estos tratamientos​.​ Aviso a los desconfiados: es un trabajo científico independiente pagado con dinero público y donde Bayer tan solo ha colaborado alquilando los terrenos de cultivo previamente seleccionados por los investigadores y becando a un par de operarios.

El objetivo del estudio de campo a gran escala, que se ha llevado a cabo durante el primer año (campaña 2015-2016 y con una duración de 3 años) en cuatro regiones españolas: Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid, era ampliar los conocimientos sobre la exposición de las abejas melíferas que pecorean girasoles nacidos de semillas tratadas con los neonicotinoides sistémicos tiametoxam (Syngenta) y clotianidina (Bayer). Un dato interesante es que estos insecticidas solo se ponen en las semillas, pues una vez crecen los girasoles ya no vuelven a recibir más tratamientos.

“Para evaluar los posibles efectos de los residuos de neonicotinoides, las parcelas de girasol se escogieron de modo que estuvieran lo más aisladas posible de otros cultivos en floración, de otras especies vegetales que pudieran atraer a las abejas y de los diversos grupos de tratamiento de cada réplica (una distancia de 2 km cuando fue posible), y al analizar la procedencia de la miel pudimos confirmar que  la exposición fue efectivamente a los cultivos de girasol. Las condiciones climatológicas calurosas y secas y la poca disponibilidad de otros recursos florales para las abejas durante el verano, que es cuando suelen florecer los girasoles, obligó a buscar un grado de aislamiento especialmente elevado”, ha explicado José Manuel Flores.

Estas condiciones y la retirada de las reservas alimentarias antes de instalar las colmenas en los campos experimentales en floración permitieron ensayar en este estudio las condiciones más desfavorables que garantizaran la máxima exposición de las abejas a los insecticidas, y aún así, los investigadores no han encontrado diferencias significativas en la evolución de las colmenas entre las parcelas testigo (sin tratar) y las tratadas con tiametoxam o clotianidina, en indicadores clave para la salud de las abejas melíferas, tales como la vitalidad de las colmenas (cantidad de abejas adultas por colmena), el desarrollo de la cría, las reservas de polen y miel, la presencia y situación de la reina, y el estado sanitario de las colmenas.

Los datos del estudio resaltan además la necesidad de tomar en consideración la vitalidad inicial de las colmenas y las condiciones medioambientales, dos factores fundamentales que han mostrado una clara incidencia sobre la viabilidad de las 72 colmenas evaluadas.

“En las condiciones del sur de España, es probable que deba hablarse de una «veranada» además de una invernada, como demuestra el hecho de que los mayores porcentajes de colonias despobladas aparecieran antes del invierno”, explican los expertos.

Con estos y otros datos semejantes, Bayer ha emitido un comunicado de prensa donde se muestra “convencida de que las restricciones [a sus insecticidas] no están justificadas, ya que los neonicotinoides son seguros cuando se usan de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta”. Y califica la prohibición de “una mala noticia para Europa” pues, en su opinión, “reducirá aún más la capacidad de los agricultores europeos para hacer frente a plagas importantes, para muchas de las cuales no hay tratamientos alternativos disponibles”.

Los ecologistas celebran la prohibición

Exactamente lo contrario al comunicado de Bayer piensa Greenpeace, quien ha calificado la prohibición como una buena noticia que reconoce su trabajo. Más que una victoria ecologista, la ONG considera que “la mayor victoria es para las abejas, las demás especies, el planeta y las generaciones futuras”.

Para los ecologistas, otros estudios científicos evidencian el impacto de los neonicotinoides en las abejas. De hecho, la decisión europea se ha apoyado en el informe emitido por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que después de analizar más de 1.500 estudios científicos confirmó que “en general” representan “un riesgo para las abejas silvestres y las melíferas”.

Y abogan por prohibir todos los plaguicidas dañinos para las abejas, romper con la dependencia de los plaguicidas químicos en la agricultura y trabajar en las verdaderas soluciones para los agricultores y agricultoras que provienen de la agroecología.

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¿Te atreverías a pasar toda una semana sin comer carne?

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Vacas en una granja (Foto Greenpeace).

Una semana entera sin probar la carne… ni el jamón. ¿Serías capaz de conseguirlo?

Es lo que propone la Semana Mundial Sin Carne, que este año se celebra entre el 11 y el 17 de junio. Y no se trata (solo) de una campaña internacional de vegetarianos o veganos. Especialmente es una campaña ecologista. Se intenta ante todo concienciar a la población de nuestra dependencia planetaria creciente con un consumo masivo de carne que está provocando gravísimos e irreversibles problemas ambientales, además de muchísimo sufrimiento animal.

Según un reciente informe de Greenpeace Internacional, la producción y el consumo mundial de carne y productos lácteos debería reducirse a la mitad para 2050 para evitar un cambio climático peligroso. Una transición alimentaria hacia un modelo menos cárnico, basado en alimentos de origen vegetal y diversificados que provengan de cadenas de valor de calidad y sostenibles (ecológicos y locales) es esencial para la salud. Por ejemplo, el alto consumo de carne roja se ha relacionado con el cáncer, las enfermedades cardíacas, la obesidad y la diabetes. Cinco millones de muertes cada año -casi nueve fallecimientos por minuto- podrían evitarse para el año 2050.

Según los últimos datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO 2018, -datos para 2013-), en España se consumen 94,04 kilos de carne por persona al año, 257 gramos por persona al día, lo que coloca a nuestro país en el segundo de Europa con mayor consumo.

“Nuestra alimentación ha cambiado drásticamente en los últimos 40 años y hemos pasado de comer cosas con carne a comer carne con cosas. La ganadería industrial está devorando el planeta y destrozando nuestra salud, pero las ciudades pueden ser un importante agente de cambio para lograr frenar el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, el maltrato animal, el incremento de enfermedades derivadas de una mala alimentación y el despoblamiento rural”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace España.

Campañas para consumir menos carne

Greenpeace considera fundamental conseguir reducir un 50% el consumo de carne para 2050, lo que significa limitarlo a unos 300 gramos por persona a la semana.

La asociación ecologista insta a las ciudades e instituciones públicas a que reduzcan el consumo de carne y a que fomenten una dieta sana y sostenible entre la ciudadanía, comenzando por lugares como los comedores públicos. En España, cada día se da de comer a 1.700.000 estudiantes en restauración escolar, a 160.000 pacientes en restauración hospitalaria y a 60.000 personas reclusas. Por ello, por pequeño que sea el cambio en los menús, tendrá grandes impactos para el planeta y para la salud.

Cinco ciudades españolas

Greenpeace, dentro de su campaña de Consumo, recoge en el documento “Tu consumo lo cambia todo” las ciudades en las que es prioritario comenzar a trabajar y las posibilidades que tienen de cambio. Barcelona, Madrid, Soria, Valencia y Zaragoza han sido elegidas por la organización para ser pioneras en el cambio de las políticas alimentarias, de cara a fomentar la reducción del consumo de carne y mejorar su dieta.

“Desde Greenpeace desafiamos a Barcelona, Madrid, Soria, Valencia y Zaragoza a que cambien sus políticas públicas para fomentar una alimentación que reduzca la carne y a que lideren el cambio hacia una alimentación sana y sostenible, con inversiones directas a tal fin” concluye Ferreirim.

Como medidas para fomentar una alimentación sana y sostenible, los ecologistas piden a las ciudades que, de forma urgente:

  • Desarrollen políticas que fomenten, en los comedores públicos, una alimentación donde predominen los productos de origen vegetal, ecológicos y locales
  • Se ofrezca siempre una opción solo con alimentos de origen vegetal, ecológico y local en todos los menús de los comedores públicos
  • Los comedores escolares ofrezcan solo alimentos de origen vegetal una vez a la semana de aquí a finales de 2018; antes de finalizar 2020 amplíen la iniciativa al menos a dos días; para 2050 solo haya una a dos raciones de carne a la semana, y que ésta sea proveniente de la ganadería ecológica y local
  • Establezcan criterios de reducción del consumo de carne en sus políticas de compra pública.

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